Haydée Santamaría

Publicado en por Valeria

 La lucha revolucionaria forjó una sólida amistad entre Vilma y Haydée, dos heroínas Un día invernal, divisando el mar erizado sobre el cual caían ruidosos relámpagos, Haydée Santamaría le dijo a alguien que había llegado muy triste a verla: «De esos rayos de luz que matan algún día sacaremos corriente». Como si las palabras fueran mágicas, al poco rato el visitante tomó la guitarra que le acompañaba y comenzó a obrar el misterio de la música. Ante el imponente espectáculo de la naturaleza, la tristeza se fue disipando hasta quitarle total sentido a la angustia, hasta dejar en el aire cierta sensación de felicidad.

Años después rescató aquella escena Celia María Hart, hija de esa revolucionaria especial que todavía nos seduce por sus cualidades, por una autenticidad cuya estela no escapa a quienes buscan los mejores ejemplos y se procuran historias reales donde palpite la posibilidad salvadora de mejorar la existencia.

Se pronuncia el nombre de Haydée y al instante se desatan los gestos admirativos, y discurren las anécdotas más diversas, todas emotivas. Entre cubanos, evocar su leyenda casi siempre desemboca en frases que nada tienen que ver con la mesura o con los límites, lo encartonado, lo quieto, lo gris. Ella era lo tremendo, y lo profundo. Su hija ha pedido que para que la imaginemos bien intentemos «integrar la independencia de una Madame Bovary en la pureza de Juana de Arco», una pureza expresada en el compromiso «frontal, arraigado y único de la revolución de Fidel Castro».

Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentar este post